La
belleza es aún más difícil de explicar que la felicidad. Simone de Beauvoir.
Comencé con una idea
bien estructurada de lo que quería para esta entrada, busqué definiciones de
belleza que pasaban por la más espiritual a la más comercial; leí a algunos
filósofos, científicos, reinas, estilistas y hasta niños —estos últimos con las
palabras más acertadas— sin encontrar algo con lo que realmente me sintiera
identificada. Algunos hablan de la armonía, de lo que da placer a los ojos, del
equilibrio y hasta resulta que hay un modelo que muestra cuales son las dimensiones
perfectas (el llamado Hombre de Vitrubio), que resalta la perfección matemática
del cuerpo humano.
Tanta investigación
me dejó aturdida, confundida y casi con ganas de llorar. Abandoné unos días la
escritura, pensé en lo mucho que quiero llegar a cada una de las personas que
lee este blog, en la aceptación de quienes llegan aquí por curiosidad o porque
son mis amigos y quieren apoyarme. Una vez más me vi intentando agradar a
otros, buscando la forma de adaptarme a un molde que, definitivamente, no es el
mío.
Todo esto me hizo
pensar en lo mucho que quiero transmitirles la idea de aceptarnos como somos,
olvidando un poco los parámetros impuestos por otros, por nuestros miedos y por
el sistema comercial; llegué a la conclusión que la palabra, según mi criterio,
que más se adapta al concepto de belleza que tengo en mi cabecita es:
AUTENTICIDAD, esa cualidad que nos permite mostrarnos tal cual somos sin temor
al rechazo, al ridículo o desaprobación de quienes nos observan.
El Diccionario de la
Real Academia Española (DRAE) —me encantan los diccionarios, sobre todo ese—
dice que cuando se usa ese término para una persona se refiere a que es fiel a
sus orígenes y convicciones. A mí eso me parece bello, no tengo nada en contra
de la gente que se opera o se cambia el color de cabello —yo alguna vez fue
rubia—, los cambios de look son muy buenos, la cosa es cuando esos cambios se
nos convierten en obsesiones que nos llevan no solo a querer cambiar nuestro
cuerpo, también nuestra esencia. Cuando nos atropellamos porque no lucimos como
otros, o tal vez no somos tan fuertes o inteligentes y sometemos nuestra
integridad física y espiritual sin importar cuán maltratados y heridos salgamos
en ese proceso.
Ser auténtico parece
ser muy fácil, pero la realidad es que pasamos la vida intentando no ser
nosotros, buscando la manera de encajar en espacios que no son nuestros, usando
ropas que son incómodas, sometiéndonos a tratamientos y cirugías dolorosos para
cambiar nuestro aspecto, usando muchas capas de maquillaje para esconder
nuestros verdaderos rostros y hasta fingiendo emociones que no sentimos. Todo
eso con la única intención de ser parte de un grupo, de no ser el raro de la
partida, pero sobre todo evitar que vean eso que según nosotros es feo y hay
que esconder a toda costa.
Belleza, es solo una
palabra, que como muchas otras adquiere el sentido que nosotros le demos.
Podría escribir un libro entero intentando dar una definición medianamente
aceptable, aún así tendría detractores, algunos críticos seguramente dirían que
mi punto de vista carece de una base científica que lo apoye, otros se
inclinarían a decir que soy poco realista y quizá algún arriesgado diga que la
inspiración divina iluminó mi mente.
No importa cuál sea
tu caso, seguramente tú también tienes una palabra que hace eco en tú cabeza
cuando hablan de belleza, me gustaría saber cuál es, eso seguramente
enriquecerá mi espíritu y el tuyo.
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