“Tienes
que amar a tu prójimo como a ti mismo”.
Mateo 22: 39
No les voy a decir qué es el amor, ya tuve mucho con tratar de hacer
una definición de belleza medianamente aceptable;
al parecer, esos conceptos son lo
suficientemente abstractos como para que cada quien tenga una idea diferente de
lo que pueden significar. Lo que sí puedo intentar decir es: "qué no es EL AMOR".
No tengo estudios de psicología, filosofía o alguna otra de esa familia que
estudie la conducta humana; aún así, haré mi mejor intento.
Me gusta leer la biblia, es uno de esos libros que esconde grandes
verdades interpretadas a medias. El
texto citado al inicio, te pone a pensar si
realmente estás haciendo las cosas bien, o por lo menos,
en mi caso, fue así. La primera vez que leí
eso pensé: yo me amo muchísimo, jamás me pegaría, cortaría o haría cualquier
cosa que atentara contra mi integridad física de alguna manera, nada más de
pensar eso de hacerme daño a mí misma me da
un no sé qué en el cuerpo. Pues bien,
nunca me he maltratado físicamente, pero he hecho algo peor, me he criticado,
juzgado y señalado de la forma más cruel e inhumana posible.
En algunos momentos de mi vida, el amor que me he dado a mí misma se ha parecido más al castigo que a
cualquier otro sentimiento altruista que haga crecer mi espíritu. Si muchos
supieran esto —mi familia incluida—,
agradecerían el hecho de que a ellos no los quise de esa forma. Y es que
imagínense a alguien metido en sus cabezas repitiéndoles lo inútiles, inservibles, fracasados, brutos y poco
atractivos que son durante todo el día —algunas veces todos los adjetivos al
mismo tiempo—, sin tener en cuenta una sola de las virtudes que todos como seres humanos
tenemos. Eso, queridos lectores, es agotador e inmensamente deprimente.
Aunque, para algunos, esto no es una constante en su vida; para otros,
ha sido el pan nuestro de cada día durante mucho tiempo. Decimos amarnos a
nosotros mismos incondicionalmente, pero lo hacemos desde el prejuicio y el
rechazo por todo lo que destila nuestro
mundo interno —reflejado en el externo—,
criticando con crueldad y destructivamente todo cuanto damos y enfocándonos
peligrosamente en cada situación negativa de la que somos partícipes, rechazando nuestra naturaleza y
buscando desesperadamente la aprobación de otros para sentir que encajamos un
poquito en el mundo.
Es en ese punto que debemos tener cuidado, esa
búsqueda desesperada de aprobación, muchas veces nos lleva a situaciones
extremas y es en estos casos que tomamos medidas drásticas que pueden afectar
nuestra salud y estabilidad emocional, pues vamos por el mundo intentando
encontrar una manera de disfrazar a costa de lo que sea todo nuestro dolor y
angustia con lindos cuerpos, maquillaje y ropas de marca. Para unos, cambiar su apariencia física funciona y creen
haber encontrado el elíxir de la felicidad,
mientras que otros terminan envueltos en relaciones enfermizas —parejas,
amigos, familiares, jefes y de cualquier otro tipo—, en las que la dependencia
se hace tan fuerte que pensamos que vivir de otra forma no es posible. Eso no puede
ser amor.
Las críticas destructivas se enfocan en lo negativo, magnificando
“lo malo” de tal manera que no alcanzamos a ver ningún aspecto positivo en
nosotros mismos; es así como olvidamos que
todo tiene un lado positivo en el que debemos enfocarnos, quizá ese es uno de
los primeros pasos para dejar de lado el rechazo por nosotros mismos. Puede
parecer difícil encontrar cualidades en nosotros, pero que fácil se nos hace
hablar de los atributos de los demás. Mimarnos y respetarnos es una tarea que
requiere de un gran esfuerzo, pero por lo general sí
estamos prestos a complacer a otros diciendo y haciendo cosas agradables para
no hacer sentir mal a nadie. ¿Qué les parece si comenzamos a darnos a nosotros
mismos las consideraciones y cumplidos que damos a otras personas?
Anímate a tratarte a ti mismo como lo que eres, la persona más
valiosa del mundo, eso es amor propio. Pasas más tiempo contigo mismo que con
cualquier otra persona, lo que está en tu mente alimenta tu espíritu y se
convierte en tu reflejo. No importa como luzcas o qué intereses tengas,
aceptarte tal cual eres y respetar tus cualidades y limitaciones contribuirá a
que tus relaciones sean sanas y satisfactorias. Amarte a ti mismo es mágico, te
ayuda a ver la belleza que hay en ti y en todo
lo que te rodea.
Buenísimo Mir! construir nuestra autoestima es una tarea diaria. Darnos cuenta cuando con el pensamiento nos estamos boicoteando y cambiarlo, amar lo que vemos en el espejo, apapacharnos, autopremiarnos cuando las cosas nos salen bien, y tener el "yo puedo" como bandera de vida... escuchar nuestra voz interior por encima de las voces de afuera nos hace libres... amarnos para poder amar a otros... Felicitaciones mi heroína de la vida, me encanta cada uno de tus post en tu blog, nos dejas un profundo mensaje...
ResponderEliminarMe encantó eso de "autopremiarnos". Cuando alcanzamos un logro, no nos decimos: bien hecho, estuviste excelente y menos nos hacemos algún tipo de regalo, por el contrario, comenzamos resaltar lo que estuvo "mal" o el supuesto error, critica destructiva. Darnos pequeños premios por las metas alcanzadas debería ser obligatorio, es un gran ejercicio para comenzar a dar valor a nuestro esfuerzo.
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